martes, mayo 20, 2008

...a propósito de la locomoción...

Selección de dibujos de algunas micritos "tomadas prestadas " http://www.museobartour.tk/ Que no se enoje el autor... es solo para recordarlos.
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Por su estratégica y particular ubicación, los alumnos de nuestro colegio nunca fueron del agrado de los choferes de la locomoción colectiva que, en la mañana viajaban llenos de estudiantes desde Peña Blanca y Villa Alemana hacia Valparaíso y que, por la tarde, ya regresaban completos con su carga de escolares hacia el interior.
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Acá, espero que tampoco se enojen en la página de www.chilebuses.cl porque también tomé "prestada" esta foto para recordarles a mis amigos este tipo de buses. La señora de la foto es mi tía*
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Desde el año 1971, cada chofer de la provincia de Valparaíso, recibía un sueldo vital y medio como venta fija de boletos, más un incentivo por turno trabajado. Con esto se puso fin al sistema -intolerable- en uso hasta el año anterior, en el cual el chofer veía en el estudiante que paga una tarifa menos a un enemigo de sus intereses. Sin embargo, después de cuatro años las dificultades e inconvenientes con los choferes no habían disminuido.
Para los que vivíamos en la zona interior, nos enfrentábamos diariamente con las micros de las líneas Sol del Pacífico e Intercomunal –las únicas de entonces- y debíamos pugnar para que nos llevaran por las mañanas pagando la no despreciable suma de 30 escudos. En contraposición a esto, los residentes del sector costa –Viña del Mar y Valparaíso- tenían algo más de posibilidades de traslado pues, además de las mencionadas líneas, existían la número 4, de la empresa Central Bus, (todavía no asociada a la desaparecida línea Placeres, aquellos buses de color amarillo) y los buses Mercedes Benz número 62A de la Empresa de Transportes Colectivos del Estado, la E.T.C.E., que se destacaban por su motor trasero y sus plásticos asientos moldeados un tanto incómodos, pero algo futuristas, que llegaban hasta la Población Canal Chacao, vecina al colegio.
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La cantidad de estudiantes que podía llevar cada micro era limitada. El Ministerio de Transportes había determinado en quince escolares la cuota que debía y podía transportar cada máquina. Para ello, se había diseñado un panel metálico, de un color verde martillado, con la cantidad similar de divisiones que se ubicaba en la parte delantera del micro, generalmente atornillada en la separación del parabrisas. En este casillero, cada uno de nosotros debía dejar su carné y retirarlo a la bajada. En ocasiones, al detenerse la micro y abrir sus puertas, con solo mirar el artilugio sabíamos si nos quedaba la posibilidad de ser trasladados. Sin embargo, algunos indignos, canallescos e incalificables choferes completaban las vacías bandas del aparato con sus permisos de circulación, padrones o algún carné extraviado y así, la cantidad de escolares dentro de la micro pocas veces era la real.Esto solo sucedía con los buses intercomunales, no así con las locales de Viña. Aquellas líneas no les pedían dejar el citado documento retenido y además que los horarios de traslado no eran de alta demanda de pasajeros. Tal situación nos hizo llegar muy al borde de la hora de entrada en las mañanas y a almorzar a nuestra casa en las tardes, a veces, después de las cuatro de la tarde.

(del libro Para bien de Todos. Cap. 1)

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