martes, junio 17, 2008

30 años atrás... (3)

El otro gran episodio de aquella época fue el problema limítrofe con Argentina. Recordemos que el Tribunal Arbitral dictó una sentencia, conocida como Laudo Arbitral de 1977, que otorgaba aguas navegables en el Canal Beagle a ambos países y la mayor parte de las islas y de los derechos oceánicos a Chile.
El régimen argentino rechazó el fallo, considerándolo "insubsanablemente nulo", extendió el problema a toda la región hasta el Cabo de Hornos y amenazó con la guerra. El conflicto llegó a su punto culminante el día 22 de diciembre cuando las Fuerzas Armadas de la Argentina se disponían a ocupar las islas en disputa por la fuerza.
Pero ... ¿cuánto de esto nos interesaba? Al menos, a mi, muy poco.
Lo que mas recuerdo de aquel tema eran los comentarios que circulaban respecto de un supuesto hundimiento de un submarino Peruano en la bahía de Valparaíso. Muchos comentaban haber escuchado explosiones subterráneas y el rumor no se hizo esperar.
También creo -la memoria me traiciona- que Hilda nos mantenía informados respecto de la situación del Beagle, pues su papá estaba destinado en esa zona y los noticias de que los buques llegaban a Talcahuano con agujeros de balas no era muy secreto.
Sin embargo, el temor de que nos podían mandar a la guerra persistía y recuerdo haberlo conversado con algunos amigos mayores fuera del colegio que de haberse desarrollado una guerra, les habría tocado participar de este lance, nosotros vendríamos después. Afortunadamente nada de eso ocurrió.
Yo estaba más preocupado de las “buenas” relaciones que podríamos tener con las argentinas.
Después de nuestro viaje de estudios a principio de año, mi pensamiento con el vecino país no había variado mucho. Y más adelante, en Octubre ocurriría otro hecho. Mi hermana menor que estudiaba en el colegio Compañía de María, en Recreo, participó de un encuentro con colegios de Santiago y uno de Mendoza y nosotros tuvimos la oportunidad de tener a dos argentinas en la casa por una semana.
Las dos bellas foráneas me confirmarían, lo que hoy conocemos a través de la farándula y las visitas a Reñaca: que algunas argentinas son estupendas.
Una de ellas se llamaba Patricia Manino (en la foto...díganme que no era buena). Alta, pelo castaño oscuro y grandes ojos café me dejó medio maravillado y cautivado, pues hasta la fiesta del aniversario del colegio ese año me la perdí, porque estaba en otra fiesta de aquel colegio confraternizando con el enemigo, por lo tanto entrar en guerra con nuestros vecinos, para mi era como ir a pelear con mis posibles-futuros-suegros. Y aunque al final no hubo ningún compromiso mayor, todavía guardo un grato recuerdo de su visita.

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